En busca de una salida
Entre las ramas de un bosque muy espeso y
tormentoso, todo se encontraba sumido es un silencio casi perpetuo, la
oscuridad hacía imposible una visión clara del panorama, logrando que cualquier
movimiento pareciese torpe y sin sentido, con la poca luz que entraba los
troncos de los arboles reflejaban imágenes incomprensibles, pero como si
tuvieran vida mostraban rostros feroces y terroríficos, cada paso que dabas era
un rostro nuevo de frente o alrededor, por todos lados estaban, simplemente
quedaba echar a corren.
De repente todo empezó a temblar, mirando a los dos
lados como si buscara el sonido de aquel tan repentino suceso, nada tenía el
menor sentido, como si huyera de algo, acelerando el paso, alzando la vista
buscando a través de los huecos de luz que se veían, una garra filosa entro sin
previo aviso, acercándose velozmente rastrando todo a su paso.
Parecía que todo llegaría hasta allí sin embargo en
medio de tan angustiosa situación, vio un claro de luz que fue como una
salvación, corriendo y sin aliento se acercó a tal dichoso lugar, que al
encontrar allí las ramas parecían caer a sus pies porque sin esperar el suelo
tembló tan fuerte, que sin pensarlo se cayó y con temor se volvió a ocultar entre
la frondosa vegetación.
Mientras tanto un calor ardiente empezó a bajar tan
lentamente pero tan fuerte que casi puedes sentir como tu cuerpo se empieza a
quemar, pero sin que hubiera humo de ningún lugar, es decir, que
sorprendentemente no era el calor del fuego, y si no era de fuego, qué podría
ser. No hay una explicación sino una acción, solo queda abandonar a toda costa
aquel lugar, comenzaba a arder con mucho furor.
Luego de aquel susto, esperaba que fuera lo último
que tendría que pasar, muchas veces emprender una aventura no es solo
encontrare parajes agradables y pasajeros, sino también fuertes tormentas que
podrán a prueba la fortaleza y perseverancia a lo largo de la travesía. No
obstante, las adversidades aún no habían terminado, subidamente un fuerte
desplazamiento se sintió de los arboles sin hojas, estos se empezaban a
doblarse como si fueran de un material muy flexible, pero no pueden serlo,
estos tienen que ser fuertes, no tiene sentido.
Como si algo jalara hacia la dirección contraria a los
movimientos del suelo, acelero hacia adelante para poder escapar de aquello que
no sabía que era, con todas las fuerzas que se podía avanzo paso a paso, para
llegar a su destino y por fin lograr aquello que todos creían imposible, como
si todo estuviera previsto, llego a un borde del aquel bosque, y se dio cuenta,
que un gran acantilado revelaba su llegada, todo estaba claro.
Era un rostro lo que había hallado, era algo tan
pequeño que hasta tú lo podrías tener en este momento, porque era un piojo que
había cumplido su sueño. Algunos sueños pueden ser insignificantes y pequeños,
pero todo depende del ángulo que lo observes.
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